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Arándanos: delicias de color azul


Aunque en España todavía no gozan del enorme éxito que cosechan en otras latitudes, los saludables y deliciosos arándanos comienzan a entrar con paso firme en nuestro recetario. Directamente de la planta al paladar, o en mermeladas, tartas y helados, salsas para carnes y hasta como aderezo en ensaladas... las maneras de disfrutar de estas pequeñas bayas azules se multiplican.

Además de producir dulces frutos, el arándano azul —el blueberryde las mermeladas inglesas— es además un arbusto muy decorativo: ofrece una delicada floración, unas ramas invernales llenas de color y, entre medias, las bayas y un atractivo follaje otoñal que despliega en el jardín pinceladas de diferentes tonos rojizos. ‘Goldtraube’, ‘Patriot’, ‘Bluecrop’ y ‘Northland’ destacan entre las variedades de mayor atractivo ornamental.

El cultivo del arándano no es difícil siempre y cuando se le aseguren las condiciones que exige dado su origen en zonas boscosas de climas templados y fríos, y su naturaleza acidófila. Es sustrato es fundamental: debe tener un pH 4,5-5,5 y ser rico; si el suelo es alcalino habrá que cambiarlo por completo. Es muy resistente al frío, pero no a los calores fuertes: a más de 30º, los frutos y hojas pueden sufrir quemaduras.

Horas de frío para la floración

Para una correcta floración, los arándanos azules necesitan acumular una serie de horas de frío, que van desde las 100 a las 1.200 horas anuales por debajo de 7º.

Lo ideal es plantar los arándanos en otoño, aunque puede hacerse en cualquier época del año, ya que se presentan con cepellón. Es especialmente importante preparar el terreno donde van a desarrollarse las plantas. Asegúrate de que el sustrato sea ligero, ácido y rico en materia orgánica. Puedes adaptar el suelo de tu jardín utilizando turba rubia, arena silícea para mejorar la estructura, o sulfatos de hierro. Si no dispones de jardín, o el suelo de tu zona no es ácido, siempre podrás recurrir al cultivo en contenedor. El arándano ‘Sunshine Blue’ es quizá el más apropiado por su tamaño para el huerto urbano, aunque cualquier variedad puede servir, ya que no tienen un sistema radicular muy desarrollado.

Sitúa las plantas a pleno sol, pero si vives en una región de clima cálido es mejor que les asegures algo de sombra. Tras la plantación cubre el área en torno a tus arándanos con un abundante acolchado vegetal (corteza de pino, por ejemplo): además de resultar estético, contribuirá a mantener la humedad del suelo y a contener el crecimiento de malas hierbas. Ya que sus fibrosas raíces se distribuyen superficialmente, los arándanos azules requieren riegos frecuentes que conserven el sustrato húmedo, aunque evitando el encharcamiento.

Los arándanos se cosechan, según la especie y la variedad, desde junio a septiembre, o incluso más tarde.

La poda del arándano azul

La poda es necesaria para conseguir una planta siempre joven y productiva. Al final del invierno, cuando está desnuda de hojas y empiezan a asomar los nuevos brotes, deberás eliminar las ramas muy cruzadas, débiles, enfermas y muertas; así conseguirás más aireación y prevendrás enfermedades.

Después, y según el número de ramas totales que tenga, tendrías que podar varias de las ramas más viejas (las que tengan 5-6 años y ya no den buenos frutos); córtalas a una altura de unos 30 centímetros para que desde ahí surjan ramas nuevas, que el primer año no fructificarán pero sí los siguientes. Conseguirás así rejuvenecer el ejemplar y obtener una buena cosecha.

En la poda siempre es necesario hacer un seguimiento del trabajo realizado: se trata de conocer el comportamiento particular de las plantas y adaptarlo a tus propias necesidades y gustos. Si quieres, por ejemplo, menos frutos pero de mayor tamaño deberás practicar una poda más severa o eliminar flores en primavera.


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